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18 octubre 2015

Antárticos, poemas de Ricardo Pallares con dibujos de Raquel Barboza



Antárticos de Ricardo Pallares es un libro insólito en nuestra literatura porque ha sabido percibir la claridad que somos, la unidad y la multiplicidad del ser y cómo, estar así divididos, nos arroja a un mundo difícil de explicar, múltiple y único a la vez. entre dos aguas ya nos enfrenta a una extraña realidad que nos recuerda la figura del Moisés bíblico cuando dividió el Mar Rojo para así pasar por él; es decir, el milagro. Y así entraríamos al abismo donde "los seres permanecen desolados".

Ricardo Pallares acompañado de Raquel Barboza y de Maca de  la Editorial Yaugurú
 en la primera presentación del libro

Hay también en esta parte del libro una lid constante, es que el poeta también es un guerrero.
Este es un libro que destila sabiduría, algo así como si estuviéramos mirando un cuadro que de pronto se ilumina con luz propia, y así Ricardo Pallares se escapa de sí mismo para hacernos imposible toda clasificación.

Estamos apostándonos en un clima indescifrable, como es toda auténtica poesía. Acá hay "cementerios marinos" y locas tormentas. Todo se desliza "como nubes de palomas antárticas".

En la segunda parte entramos en el mar -un mar que existe o no existe -no importa- pues nosotros lo creamos. Tanto hurgamos en la posible comunicación para finalmente decir que no la hay. Sin embargo en RP se entra a una extraña comunicación, sutil, profunda.

Nos dice "cuando el hielo muestre su corazón  desde los secretos del agua clara “nacerá otro ser que no el de comer" Nadie puede responder a la pregunta aquí encerrada. Solo Dios. Pero Él guarda sus secretos entre anillos y amores imposibles y en la interrogación caemos como en un pozo insondable.
Entonces oramos, líbranos del mal. de toda afectación y odio, libranos.

Somos como "los lagartos muriendo en la ventana": muriendo y soñando. Pero ese sueño en el que estamos sumergidos es poderoso y todo lo domina.

En antárticos las noches viven de los amaneceres y todo el decir de RP es un lugar preciso para la Poesía porque es poesía que toca la disponibilidad. que todo lo posee porque poseer no es tener es mucho más que eso. Es silencio amasado durante siglos y aun más.

Antárticos parece ser un libro escrito por ángeles secretos que a momentos develan verdades hondas y extrañas. Corren duendes y duendes por estas páginas.

En cielo del hielo dice: "que navegar el mar es amar la agua clara agua del claro andar". Mar y cielo son lo mismo.

El vuelo de las gaviotas todo lo cubre. todo lo lleva.  En esta escritura cada palabra está en su lugar. escrita como la nota en el pentagrama. En su momento de luz y de sombra se oirá la música toda como mensajera del alma. única escalera para ascender y llegar a un cielo sin peligros.

Antárticos vuela desde sus palomas blancas quién sabe hacia qué mundos insólitos rozando nuestro cuerpo con sus alas.

Considero decir que de tan difícil se vuelve transparente. enriquece nuestro idioma para enjoyarlo de voces como piedras preciosas.

"hay pocas alas blancas en el mundo". 
Hay pocos poetas de verdad. Ricardo es uno de ellos.
Desde sus páginas se celebra la más profunda realidad poética. 
Como abarca la soledad del mundo se ha instalado en el corazón de toda la soledad. y desde allí dice.
Como el mundo este libro es una carta abierta al infinito.
Selva Casal




Image description
Ricardo Pallares
 Ricardo Pallares (nace en 1941) tiene una obra en la que hay. con el presente seis libros de poesía:
El lugar del vuelo. Ediciones del Caballo; Perdido. Montevideo. 2002; Razón de olvido. Ediciones La Gotera. Hermes; Criollo. Montevideo. 2004; Ceniza del mar. CoRelato Editoras.; Montevideo. 2007; Amante geología. Ediciones Botella al mar.; Montevideo. 2010; Las cajas del instrumento. Yaugurú. Montevideo. 2013; Antárticos: Yaugurú. Montevideo. 2014.
Entre sus ensayos críticos figuran: La circunstancia rioplatense en la obra de Felisberto; Hernández. Revista Escritura. W.13-14. Caracas. 1982.; ¿Otro Felisberto? (en c. con Reina Reyes). Casa del Autor Nacional, Montevideo. 1983. 2ª.edición: Ediciones Banda Oriental. Montevideo,l994; Tres mundos en la lírica uruguaya actual. Ediciones Banda Oriental. Montevideo, 1992; Narradores y poetas contemporáneos. Academia Nacional de Letras-Ediciones Aldebarán. Montevideo. 2000.; Muestra de la poesía uruguaya actual.(Antología crítica. en c. con Jorge Arbeleche). Revista Alforja W. 45. México. 2008. 2ª edición: ANL-Instituto Crandon.
Montevideo. 2009. Letras de proximidad. Ediciones Botella al mar. Montevideo. 2011.



Raquel Barboza, presentó las ilustraciones del libro

Raquel Barboza nació en Montevideo. Es profesora de Historia. Fue docente de Historia del Arte y de Historia del Mobiliario. en Educación Secundaria y en la Universidad del Trabajo del Uruguay respectivamente.
Realizó exposiciones individuales en el Instituto Goethe y en la Galería de Arte de la Alianza Uruguay-Estados Unidos. Participó en muestras colectivas en el Banco Hipotecario del Uruguay. Museo del Gaucho y la Moneda y Museo de Bellas Artes de San José.
Obtuvo menciones y premios en: VI Bienal de Primavera de Salto; Salón de Artes Plásticas del Banco  República; 49°, 50° y 51° Salón Nacional de Artes Visuales; Concurso de Pintura de B'nai B' rith del Uruguay; 11° Salón de Pintura Marítima. Club Naval; Concurso de la Embajada de Uruguay en Washington DC; Concurso de Pintura del Instituto Nacional de Vitivinicultura y 5ª Bienal de Pintura de la Clínica Oftalmológica Visión Echagüe.
Participó como dibujante en el suplemento Cultural de El País. ilustró el mensuario Relaciones (N°. 143 y 305) y Cuentos de la selva de Horacio Quiroga. de Ediciones de la Banda Oriental. 1999.


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Lectura de poemas antárticos...

www.antarkos.org.uy

09 agosto 2013

PINGÜICHÍS

PINGÜICHÍS
Cuento de Raquel Silvetti 


Esta es la historia de un pingüino muy diferente a los demás... se llama Pingüichís y pronto sabrás por qué.
El viento antártico soplaba diferente a otros días, como anunciando el tan esperado nacimiento.
-Crac…crac…¡crash!
-Ya nació- dijo emocionado papá pingüino, después de haber incubado el huevo durante sesenta días. ¿Sabes? es tarea del pingüino empollar el huevo, mientras mamá sale en,  busca de alimento, para satisfacer el apetito del pequeño al nacer.
-Ya voy… ¡ya estoy ahí! -gritaba mamá pingüino acercándose lo más rápido con que sus torpes patas le permitían caminar. Al Acercarse al cascarón, el bebé asomó la cabeza y dijo algo muy extraño…
-Achís… ¡atchiiiis!
-¿ATCHIS?- exclamaron sus padres.
Claro, porque aunque te cueste creerlo, el bebé estaba resfriado y sus papás desconocían esa palabra tan rara que decía el pequeño.
-Bueno…te llamarás PINGÜICHÍS- dijo orgulloso papá, ante la curiosa mirada de la parentela que había asistido al nacimiento.
Una anciana pingüino dijo, que Pingüichís seria famoso porque había nacido en una noche de aurora polar verde. 
-Es hermoso, ¿verdad? Pequeño bebé, la aurora polar será tu madrina y te protegerá toda la vida- dijo mamá emocionada.
Muchas veces en la Antártica, por lo general en primavera y otoño, velos y chorros de luces multicolores cubren el cielo. Es un maravilloso espectáculo.
Pingüichís pronto se hizo personaje en la Antártida, su hogar, ya que era el único pingüino que decía: “achís…achís”. El pequeño polluelo paseaba cabalgando sobre las patas de su madre, abrigado por los pliegues de la tibia piel de la pancita de mamá. Qué afortunado, ¿no crees?
-Pingüichís, ¿quieres venir a jugar?- preguntaban los otros pingüinos.
-¿Puedo, mami?- preguntaba asomando la cabeza.
-Todavía no, pequeño travieso. Aún eres muy pequeño- respondía la mamá dándole piquitos.
Al cumplir las nueve semanas de edad, Pingüichís era un pingüino hermoso, regordete. Con su abrigo gris y el antifaz blanco alrededor de los ojos…era todo un muñeco. Sus padres se sentían orgullosos, porque ya entraría al Jardín “LOS PINGUIS”.
Ahora sí, papá y mamá podrían ir de pesca juntos, sabiendo que el pequeño quedaría en buenas manos. La maestra era un pingüino muy elegante, con resplandeciente pechera blanca y el resto del traje negro, como todos los adultos. Se encargaba de enseñarle a los polluelos muchas piruetas en la tierra, para que cuando fueran al mar estuvieran bien entrenados.
Esto le encantaba al pequeño Pingüichís, pero cuando la maestra comenzaba con el “sermón de los pingüinos”, Pingüichís se ponía a jugar con cualquier cosa.
Y es que era muy estricta con sus alumnos, cuando de aprender se trataba. Igual que lo debe de ser tu maestra ¿no?
Les hacía repetir todos los días:
1-Al ir a nadar, tenemos que mirar que no venga el leopardo marino, porque e nuestro enemigo.
2-En tierra, si divisamos un “skúa” (especie de gaviota), hay que correr a refugiarse. Es un ave muy mala que se come a los polluelos.
3-Nunca hay que acercarse a la aldea del animal que camina en do patas como nosotros y vuela en ajaros gigantes. No sabemos si es nuestro amigo.
Pingüichís, que se tomaba todo a risa- y eso no está muy bien- soñaba con volar como esas maravillosas aves gigantes.
Hacia intentos sí, subiéndose a una montaña de nieve y lanzándose al vacío pero… ¡plash!, caía de panza en el hielo.
-¿Qué comerán esas grandulonas para tener esos músculos tan poderosos?- se preguntaba el pequeño
Al ver regresar a sus padres corría hacia ellos, mamá traía muchos peces para la pancita de Pingüichís.
-Mami, ¿cuándo voy a poder pescar como ustedes?
-Aún eres pequeño, tienes muchas cosas que aprender. Cuando puedas vencer al viento al caminar, ya casi estarás listo.
Pingüichís pensaba entonces que tendría que ser casi tan grande como las aves grandulonas para ser más poderoso que el viento.
Los pingüinos y las focas no son enemigos y como Pingüichís era tan simpático, enseguida se hizo amigo de una foquita, quien pronto se convirtió en compinche de travesuras...
Un día sabiendo que todavía no estaba preparado para nadar, fue con Foquis, su amiga a darse un chapuzón. Cuando menos lo esperaban, una Orca, se acercó a ellos dispuesta a darse un banquete.
-Pin…Pin… ¡Pingüichís!- gritó desesperada Foquis.
-Pero ¿qué te pasa, está fría el agua para vos o tenès miedo que te reprendan?-se burló el pingüino.
Foquis hacia señas para que mirara hacia atrás. ¿Vos que hubieras hecho? Cuando Pingüichís se dio vuelta, quedó paralizado de miedo, si no fuera por su amiga que los sacó del agua a empujones, es día no contaban la historia.
Y qué reprimenda se llevó…
…..y te quedarás sin una posta de pescado hasta mañana- dijo furioso papá pingüino.
Y dejando caer una lágrima congelada por la mejilla, el polluelo se fue a dormir.
-Mami, papá está muy enojado conmigo, ya no me quiere, ¿verdad?
-No digas eso amor-contestó su mamá abrazándolo- siempre, siempre te vamos a querer.
-¿Promesa de pingüino?
-Promesa de pingüino-respondió su mamá frotando los picos.
Esa noche soñó que se comía un pez tan grande como esas aves extrañas que surcaban el cielo Antártico y que él tanto admiraba…
Un día se produjo gran alboroto en la colonia de los pingüinos, se rumoreaba que a pocos quilómetros de allí, se instalaría otra aldea de los animales con dos patas, dueños de las aves gigantes.
Pingüichís era muy juguetón, travieso y…bastante inquieto. …Como vos, que estás leyendo este cuento.
-¿Foquis, me acompañas a ver de dónde provienen las aves gigantes?, quiero saber qué comen para son tan fuertes y pueden volar. Han dicho algunos adultos, que atraviesan los océanos para llegar aquí.
-Nooooo…y ¿si nos quieren comer?
-Eres una miedosa como todas las niñas. Pero yo, soy un Pingüino Emperador, voy solo, que me importa. Cruzaré enormes océanos
Lucharé con monstruos y te aseguro que volveré volando como esas aves-protestó Pingüichís mientras se deslizaba por una montaña de hielo por una montaña de hielo.
-Comeré lo mismo que el ave gigante y volaré como ella- se decía el pingüinito patinando en el hielo para ir un poco más rápido.
El viento soplaba fuerte…fuerte. Pingüichís caminaba dos pasos y retrocedía tres. ¿Estaría pronto para vencer al viento?
-Qué despacio caminas ¡Si volaras llegarías más rápido!
-Y tú, ¿quién eres?-
-¿No ves? Soy un ave como tú y estoy dispuesta a enseñarte a volar. Claro, si tú quieres…
-Tienes toda la apariencia de ser un “skúa”, y te comes a los polluelos, me lo dijo mi maestra, por tanto…. ¡fuera!
-Te equivocas-decía el Skúa-tratando de confundirlo- si fuera así, ¿Te enseñaría a volar? Pero si tienes miedo, seguí tu camino, pájaro bobo.
-¿Pájaro bobo yo, pájaro bobo yo?-repetía Pingüichís. Para que sepas soy un Pingüino Emperador y pronto aprenderé a volar mejor que vos, gaviota fea.
Diciendo esto, se tiró de panza para deslizarse más rápido, ya que los pingüinos son muy torpes para caminar. El ave ofendida estaba dispuesta a lanzarse sobre el polluelo para comerlo…cuando sintió un ruido ensordecedor que hizo que huyera más rápido que ligero.
Un ave gigante de las que conocía Pingüichís, pasó sobre ellos despertando la admiración del pequeño quien entre tropezones y patinadas iba diciendo:
-Espera…espera…quiero ir contigooo
El pingüinito que ya sabía nadar, se zambulló en el océano para seguirla.
Nadó mucho para no perderla de vista, pero no sabía por qué, esta no le quiso siquiera escuchar. ¿Piensas que Pingüichís decidió regresar?
No, no de ninguna manera, siguió adelante mientras se decía:
-Seguramente encontraré a algún animal que me pueda guiar, tal vez encuentre otro pingüino o una foca y…si encuentro un monstruo
Mientras hablaba en voz alta pensaba en su familia, en Foquis. ¿Le perdonarían sus padres ésta travesura? Seguro que si “promesa de pingüino”.
El polluelo siguió al ave misteriosa hasta que al fin…encontró la aldea.
Pingüichís se acercó hasta un ave, era del mismo color que él, seguramente un pariente, pensó.
-Ey, soy Pingüichís, un ave como vos. Me gustaría saber que comes para ser tan fuerte y volar. Pero… ¿por qué no me miras?, ¿quieres ser mi amiga? ¿Sí? , ¿No? Bueno, si no respondes es que sí.
Entonces descubrió que junto al ave extraña, había un tanque con un líquido de olor fuerte. Pensó que eso sería el alimento mágico que tomaba el ave para volar.
-Voy a probar un poco, total tienes mucho.
Ay chicos, ¡ojalá nunca lo hubiera hecho!
Pingüichís se retorcía de dolor de panza y sentía que algo lo quemaba por dentro. Y…cayó como muerto.
Entonces salió de la Base Antártica, que así se llamaba la aldea, el dueño del ave gigante
-Qué extraño, una aurora polar verde. La última fue hace pocos días- comentó el aviador...
-¿Qué es esto?- dijo tropezando con el pequeño pingüino que yacía en el suelo.
Tomándolo en brazos lo llevó dentro de la Base. Ahí había un médico que se hizo cargo del paciente. Cuando Pingüichís se despertó,  se encontró rodeado por aquellos animales raros, que se llaman seres humanos y que le salvaron la vida.
El médico uruguayo dándole trocitos de pescado, le decía que nunca, pero nunca, tenía que tomar alimentos desconocidos.
-Bueno, pequeño-dijo el aviador-ahora que ya estás bien te voy a llevar a tu hogar. Aunque serías una simpática mascota, seguro que tu familia está preocupada. Enrique, el aviador, le regaló una gorra de lana, como símbolo de una nueva amistad.
Y en verdad, los padres de Pingüichís estaban desesperados ante la desaparición del polluelo.
-Hace pocos días hubo una aurora polar verde, estoy segura que está bien-comentaba la mamá.
Foquis había contado lo sucedido, ya había voluntarios para salir al rescate cuando…  De un ave gigante descendió sonriente Pingüichís, luciendo la gorra de lana.
-No te dije Foquis, ¿que vendría volando?-exclamó el pingüinito mientras corría hacia sus padres que entre rezongos y piquitos, abrazaron al pequeño
-Están muy enojados y ya no me quieren, ¿verdad?
-La promesa de pingüino es querernos toda la vida, hijo-respondió el papá. Pero espero que hayas aprendido una lección
Pingüichís comprendió que todavía no podía vencer al viento y que además nunca podría volar porque los pingüinos no vuelan.
Pero se conformaba con pasear en el avión Hércules de su nuevo amigo Enrique, que lo traía a casa cuando iba a visitar a sus amigos uruguayos en la Base Antártica “Artigas”. 

FIN
Esta obra ha sido el primer cuento para niños, escrito por una autora uruguaya, ambientado en la Antártida y con personajes que relatan la vida en las bases de nuestro país en el Continente Helado.   En 2007, coincidiendo con el Año Polar Internacional 2007-2008, el cuento fue grabado con la voz de su autora e incluido en el disco "Antártida un sentimiento. Uruguay canta, recita y compone" editado por el programa radial Proyección a la Antártida del prof. Roberto Bardecio, con el apoyo del SODRE.

¿Quieres escuchar el cuento?

 


Raquel Silvetti

Acerca de la autora

Raquel Silvetti
Es Educadora Preescolar, Narradora Oral Escénica, Escritora de cuentos infantiles.
Coordina el programa "La escuela y la biblioteca : un cuento nos une" en Biblioteca Nacional Uruguay.  Este proyecto, visita escuelas urbanas y rurales de todo el país, difundiendo un concurso de cuentos y fomentando la lectura por placer en niños y docentes.
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03 junio 2013

Muestra de fotografías de la Antártida, de Gabriela Rufener


CdF Fotogalería Parque Rodó, Rambla Wilson y Pablo de María (Montevideo, Uruguay)
del 7 de junio al 23 de julio 2013


  • La muestra

    Según el Protocolo de Protección Ambiental que regula las actividades a desarrollar en el continente helado, “la Antártida es una reserva natural consagrada a la paz y a la ciencia”.
    Esto implica que todas las tareas que allí se realicen siempre deberán tender a la protección y preservación del medio ambiente.
    Los valores estéticos de la Antártida son en sí mismos un bien a proteger, pues forman parte de un patrimonio intangible que merece ser conocido y preservado.
    Este espíritu también es reflejado en el Reglamento de Organización y Funcionamiento del Instituto Antártico Uruguayo, que establece: “Participar en tareas de difusión de las actividades antárticas nacionales, a través de exposiciones, programas de comunicación masiva, actividades literarias, artísticas, publicaciones, distribución de información u otras, relacionadas con este cometido”.
    La muestra de fotografías de Gabriela Rufener cumple una función integradora y contribuye a la exaltación de los valores estéticos de la Antártida, reuniendo imágenes de la vida silvestre y de la actividad humana del pasado y del presente, transmitiendo así a las generaciones futuras un legado que, de otra manera, se perdería.

    La autora

    La fotógrafa Gabriela Rufener en el año 2009 realizó una exposición en el Shopping Tres Cruces que fue visitada por miles de personas. La muestra de panorámicas de Uruguay posteriormente quedó en exposición permanente en la sala de Prensa del Ministerio de Turismo.
    Sus fotografías fueron escogidas para ilustrar fascículos del diario El País y textos escolares de Editorial Santillana.
    Fue ganadora del primer premio en el concurso fotográfico Arte, Ciencia y Corazón, año 2011, en Buenos Aires, Argentina.
    La OPTEC, en el marco de sus veinte años, le otorgó mención de honor en Lo mejor está por verse.
    Una foto suya fue seleccionada para participar en el tercer festival de Tiradentes, Brasil.
    En 2012 viajó a la Antártida para fotografiar el continente blanco. Varias imágenes de este trabajo se utilizaron en un spot televisivo de Antel y en dos libros sobre Uruguay.

    “Crecí con las revistas de la National Geographic en la biblioteca de mi casa, que me inspiraban ya siendo una niña.
    En el año 2009 estaba mirando la tele cuando vi una nota sobre la Base Artigas y quise crear un proyecto con la intención de difundir el trabajo en ese lugar. La oportunidad de realizar ese viaje fue única. Éste es un resumen de diecisiete días y cientos de fotos”.